viernes, 31 de octubre de 2014

Comparaciones.

AM.|31 OCT 2014, 12:00 AM|2|POR ADRIANO TEJADA

Comparaciones. 

La sabiduría popular afirma que las comparaciones son enojosas, pero también ayudan a entender ciertos procesos y cosas que pasan, y que aparentan no tener explicación.


Nos encanta hablar del milagro económico dominicano, lo cual no pasa de ser un espejismo, y nos negamos a mirar ejemplos que sí pueden arrojar luz sobre los responsables de nuestro estado de cosas en el cual "crecemos" todos los años, pero los bolsillos de la gente no lo sienten.

¿Sabían ustedes que en el año 1970, Corea del Sur tenía un producto bruto inferior al de la República Dominicana, y que en menos de 50 años nos ha superado de tal forma, que jamás podremos alcanzarla?

En Corea se tomaron las decisiones correctas: se decidió invertir, educar, y no aceptar los lloros, ni las trampas de "padres de familia", ni de empresarios rentistas.

En menos de un siglo, Corea del Sur es una de las naciones desarrolladas del globo, con índices educativos que debieran darnos vergüenza, y un ingreso per cápita que sólo los ricos de este país tienen.

Mientras tanto, nosotros nos pasamos la vida otorgando privilegios a políticos y empresarios, bailando en vez de trabajar, protestando por todo, convirtiendo la obediencia a la ley en un disparate, sin invertir en educación ni electricidad y tratando de vivir "la vida loca".

Mientras ellos invertían, nosotros gastábamos, y nos corrompíamos. El resultado no debe asombrar a nadie.

Lo malo es que seguimos sin aprender la lección.

atejada@diariolibre.com

Por caminos diferentes.

GLOBAL Y VARIABLE|31 OCT 2014, 12:00 AM|POR GUSTAVO VOLMAR

Por caminos diferentes

Públicamente se le reconoce como una virtud, pero no siempre los gobiernos crean condiciones propicias para que florezca. El ahorro y las medidas de política económica van a veces por caminos distintos.
En países pobres como el nuestro, ahorrar requiere de mucho esfuerzo. Hay tantas necesidades insatisfechas, que es demasiado tentador gastar todo lo que uno recibe como ingreso, o más todavía recurriendo a las tarjetas o a los prestamistas. Pero para poder ahorrar tiene que haber formas convenientes de hacerlo.
Siempre es posible comprar un inmueble o algún objeto para venderlo o alquilarlo, pero no todas las personas pueden o desean hacerlo.
También es posible guardar dinero en un armario, un colchón o una caja fuerte, pero el sistema financiero debe suplir otros mecanismos más seguros y rentables. No siempre lo hace, sin embargo.
Casos dramáticos en que el sistema incumple esa misión son los episodios de inflación acelerada en que desaparece el poder adquisitivo de los ahorros bancarios.
En nuestro país, donde los gobiernos indexan impuestos, pero no el valor de los depósitos, tragedias de ese tipo han ocurrido varias veces. Es parte de la función de las autoridades monetarias evitar que esos episodios ocurran, aplicando políticas guiadas por metas de inflación públicamente conocidas.
Tampoco favorece al ahorro el cobro del 10% de impuesto sobre los intereses bancarios, justificable en otras economías con más alternativas de ahorro disponibles. Es una contradicción que ya ha pasado a ser aceptada aquí como normal.
El sistema financiero, por su parte, debe diversificar sus ofertas de instrumentos, para que los ahorristas puedan escoger entre un amplio abanico de certificados, bonos, acciones, opciones y otros tipos de contratos. Pero a veces los gobiernos prefieren tener sistemas simples, poco diversificados, en la creencia de que son más fáciles de controlar y manejar.
gvolmar@diariolibre.com