sábado, 12 de julio de 2014

DIA DE LA RETIRADA DEL GOBIERNO ESTADOUNIDENSES DE NUESTRO PAIS 12 DE JULIO DEL 1924.

HISTORIA|12 JUL 2014, 12:00 AM|POR DIARIO LIBRE
GUARDADO EN:NORTEAMERICANA, DESOCUPACIÓN, EFEMÉRIDES

Se cumplen 90 años de la desocupación de 1924

El 12 de julio de 1924 tropas de EE.UU. que invadieron en 1916 desocuparon a RD
SANTO DOMINGO. La Comisión Permanente de Efemérides Patrias recordó hoy, 12 de julio, se cumplen 90 años de la desocupación del territorio nacional por parte de la Infantería de Marina de los Estados Unidos, y del nacimiento de lo que en la historia dominicana se conoce como la Tercera República.
Juan Daniel Balcácer, presidente de Efemérides Patrias, explicó que el 12 de julio de 1924 tras ocho años de ocupación militar, la bandera de los Estados Unidos fue arriada tanto de la Torre del Homenaje como de las oficinas públicas en todo el país, y en su lugar fue izada la gloriosa bandera tricolor de los trinitarios, fundadores de la República de Febrero.
A través de un comunicado dijo que ese día, además, se instaló el gobierno constitucional que presidió el general Horacio Vásquez, ganador de los comicios generales celebrados en el mes de marzo de ese año, y que apenas cuatro días antes, el presidente provisional de la República, Juan Bautista Vicini Burgos, emitió el Decreto No. 246 que declaraba día festivo el 12 de julio de 1924, así como el día anterior.
"Durante la dictadura de Trujillo, la fecha pasó desapercibida, y apenas era mencionada en los textos de historia patria. Han transcurrido nueve decenios desde que resurgió por segunda vez la República de Febrero, por lo que es preciso rememorar dicha efemérides con el esplendor y la reverencia que amerita", señaló.
Con motivo de la fecha, Balcácer exhortó a la juventud dominicana "a profundizar en el estudio de la historia nacional, a fin de preservar el invaluable legado patriótico de las generaciones que nos precedieron, así como a mantener vivas en la memoria colectiva las hazañas de los hombres y mujeres que durante el interregno 1916-1924 lucharon denodadamente por restaurar la soberanía nacional".

viernes, 11 de julio de 2014

MAS SOBRE LA CIUDADELA DEL GENERAL GREGORIO LUPERON


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Publicado el : July 11, 2014 |
Categoria : Noticias
   
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soypueblord.blogspot.com

Puerto Plata ha sido bendecida por el creador. Ningún pueblo o provincia del país ha sido favorecida por la naturaleza como la nuestra. Bastaría una mirada al sur para quedarse impactado con la imponente loma Isabel de Torres, o echar una mirada al norte y encontrarse con un hermoso mar azul, de ahí en adelante todo es belleza la que por cierto, no ha sido hecha por el hombre.

En conclusión, de lo que se trata es que Dios ha puesto y a quien le ha faltado poner su granito de arena es al hombre. Y es que no todo puede ser perfecto, es cierto,  pero acaso habrá imaginado alguna vez lo que sería de Puerto Plata si hubiese contado con buenos puertoplateños? Que es lo mismo decir, autoridades responsables e identificadas con su lar.

Es tanta la mala suerte que hemos tenido en ese sentido que incluso, aun cuando hemos tenido hombres que han realizado grandes aportes, los de ahora pretenden borrar los mismos. Es el caso del General Gregorio Luperón quien de forma magistral y genial reconstruyó la Ciudadela San Felipe y las actuales autoridades contando con el apoyo de “puertoplateños” pretenden minimizar tan magna obra, a su máxima expresión.

Por qué el afán de construir un Anfiteatro precisamente en la Puntilla, dentro de todo lo que conforma la Ciudadela. Por qué tapar, cubrir el rostro de la Fortaleza, la obra más emblemática, lo que constituye el más importante símbolo de nuestra historia, de lo que somos. Por qué apostar con borrar nuestra historia.

Es obvio que la mano amiga del Ministro de Turismo, quien esta optando por ser el candidato presidencial por su partido PLD, ha hecho posible que el proyecto del Anfiteatro parezca una inversion necesaria para relanzar al empobrecido pueblo, cuando de lo que se trata es de todo lo contrario.  Por supuesto, el Presidente Danilo Medina no debe estar enterado del mal que se le pretende hacer a la historia, cultura e identidad de la provincia por donde empezo todo.

A pesar de todo lo que nos ha dado Dios, observando todo lo que nos ha tocado con los que ostentan el poder, no nos queda otra cosa que preguntarnos, que mal estará pagando Puerto Plata?

Esperemos que algún día tomemos conciencia de nuestra realidad para el beneficio de esta Puerto Plata de Dios. 

MAS DE LA RESTAURACIÓN Y EL GENERAL GREGORIO LUPERON


10 Julio 2014, 08:39 AM, 46 Comentarios
 
OPINION: Un pueblo unido, jamás será vencido
Por SAUL PIMENTEL
Es totalmente falso el argumento esgrimido por algunos,  de que los dominicanos no son valerosos  ni tienen tradición de lucha anti-imperialista.
Si hacemos una simple revisión a nuestra historia, comprobaremos que sí tenemos coraje  y que es sólido y abundante el patriotismo nuestro.  Lo demostramos contra las invasiones de los Estados Unidos de los años 1965 y 1916, pero fundamentalmente luego de que en 1861 se produjera la anexión de la República a España.
Me he animado a hacer estas reflexiones debido a que, precisamente un día como hoy, en 1865, los españoles comenzaron a abandonar el país luego de que los dominicanos (un país pobre y atrasado, pero valiente) les diéramos una “pela de calzón quitao”,  a pesar de que ellos eran una de las principales potencias del mundo y tenían un ejército poderoso y bien armado.
Los argumentos de la anexión
Para analizar el tema debemos remontarnos a los años posteriores al 1858 cuando el gobierno de Pedro Santana, agobiado por las dificultades, concibió la "luminosa" idea de buscar auxilio de una potencia extranjera que ayudara a resolver los problemas de estabilidad política y seguridad económica que entonces tenía el país. En este sentido, puso su mira en España, de la cual consideraba que los dominicanos no debieron nunca haberse separado.
A pesar de que la Corona Española no estaba muy entusiasmada con la idea, los emisarios de Santana lograron convencerla de que aceptara anexar la República Dominicana como provincia de España, bajo el compromiso de“primero, a no restablecer nunca la esclavitud en territorio dominicano; segundo, a considerar al territorio dominicano como provincia española permitiéndole disfrutar de los mismos derechos de las demás provincias; tercero, a utilizar los servicios del mayor número posible de funcionarios públicos y militares dominicanos en el nuevo gobierno que surgiera a consecuencia del tratado que se firmaría; cuarto, a amortizar todo el papel moneda circulante en la República Doinicana en aquellos momentos; y quinto, a reconocer como buenos y válidos, todos los actos de los gobiernos dominicanos desde 1844 hasta la fecha”. (Cita extraída del Manual de Historia Dominicana, de Frank Moya Pons).
La anexión fue proclamada formalmente en la Plaza de la Catedral el 18 de marzo de 1861, pero de inmediato surgieron los problemas pues el nuevo panorama era muy distinto al que Santana y sus colaboradores habían concebido.  El primer inconveniente se le presentó al propio Santana, cuando se percató de que en materia de autoridad él no podia seguir gobernando a su antojo, ya que dependía del Capitan General de Cuba, Francisco Serrano.  Es así como todos los funcionarios y militares que él había nombrado comenzaron a ser sustituidos por españoles traídos desde Cuba y Puerto Rico. 
El mayor revés lo registró Santana con los militares que le habían sido leales, los cuales en su mayoría no fueron aceptados como miembros del Ejército Español pues sus hojas de servicio fueron consideradas deficientes.  
Con la población civil también hubo problemas .  “Tan pronto como los españoles llegaron a Santo Domingo descubrieron que el pueblo que ellos venían a gobernar no era tan hispánico como les habían asegurado pues la población en su mayoría era de color y sus costumbres habían diferido enormemente de las españolas después de varios siglos de aislamiento y, lo que era más decisivo, después de 22 años de convivencia con los haitianos y de otros 17 años de vida independiente.  De buenas a primeras las diferencias entre los soldados españoles y  la población dominicana empezaron a manifestarse.  Algunas de esas diferencias fueron graves desde el principio mismo de la anexión, en especial aquellas que tenían que ver con la raza y el color de dominicanos.  Este fue un tema de constante conversación entre todo el mundo pues los españoles ofendían constantemente a los dominicanos haciéndoles ver que en Cuba y en Puerto Rico ellos serían esclavos y tratándolos con evidente actitud de  superioridad, cosa ésta que tuvo sus efectos incluso entre los mismos dominicanos, pues los más blancos empezaron a alejarse del trato de sus amigos de color, para no correr el riesgo de ser asimilados a ellos o considerados inferiores por los españoles que ahora gobernaban”. (Manual de Historia Dominicana, de Frank Moya Pons).
También hubo problemas:
a) Con los comerciantes, porque el nuevo gobierno se negó a amortizar el papel moneda, como les había prometido Santana y les obligó a pagar altos impuestos por las mercancías que adquirían no provenientes de España.
b) Con los campesinos, porque los soldados españoles les incautaban constantemente sus animales de carga.
c) Con muchas familias, porque el nuevo arzobispo, Bienvenido de Mozón, les comenzó a obligar que contrajeran matrimonio.
d) Con el clero dominicano, porque el mismo Arzobispo les prohibió que simultáneamente fueran masones y les autorizó a retener sólo 50 pesos mensuales para sus gastos.
Estallido de la rebelión
Por estas y otras cosas, la rebelión estalló a principios de febrero del 1862 y dio paso a una guerra que duró casi dos años, durante los cuales los dominicanos de las distintas regiones fueron levantándose consecutivamente y demostraron una increíble sagacidad, pues como se enfrentaban a un ejército numeroso y bien armado, optaron por la “guerra de guerrillas”, fundamentalmente en los campos de la línea Noroeste, contando con la colaboración de Geffrard, el entonces presidente de Haití. 
“La guerra se convirtió así en una pesadilla para los españoles, que en ningún momento encontraban un enemigo compacto y visible que se les enfrentara, con excepción de aquellos puntos como El Sillón de la Viuda, que era el paso hacia el Cibao, en donde desde el principio el Gobierno Restaurador destacó fuerzas permanentes al mando de Gregorio Luperón, primero, y del mismo Presidente Salcedo, después, con el encargo de cerrarle el camino a las tropas de Santana que desde Monte Plata y Guanuma querían vencer su resistencia para invadir el valle del Cibao”. (Moya Pons).
Un factor que favoreció a los dominicanos es que los españoles no se adaptaron nunca al clima dominicano y comenzaron a padecer enfermedades. “Las diarreas, los vómitos y las fiebres producidas por las aguas infectadas y los mosquitos, además del rámpano, les fue restando a los españoles alrededor de 1,500 soldados mensualmente que, tan pronto caían enfermos, tenían que ser enviados a los hospitales de Puerto Rico y Cuba para que no murieran en Santo Domingo”.
Muy pronto España se convenció que era imposible continuar esta guerra,  ya que los dominicanos mayoritariamente se habían rebelado y estaban demostrando más destreza, valor y superioridad. A pesar de ser un pueblo débil, pobre y "mal comío", estos últimos duraron luchando dos años durante los cuales provocaron a España más de diez mil bajas  y unos 33 millones de pesos (de aquella época) en pérdidas.
El 3 de marzo de 1865 la Reina de España se vió obligada a derogar la anexión.  El 10 de julio, un día como hoy, los militares de este país comenzaron a salir masivamente del territorio dominicano
Es así como la Guerra de la Restauración fue una de las jornadas más bellas y patrióticas, en razón de que por primera vez, en forma unánime y organizada, los dominicanos se enfrentaron a un imperio y, a pesar del enorme poderío de éste, lograron vencerlo haciendo galas de la estrofa del Himno Nacional que reza:
¡Salve! el pueblo que, intrépido y fuerte,
A la guerra a morir se lanzó,
Cuando en bélico reto de muerte
Sus cadenas de esclavo rompió.
La gesta tiene un enorme significado. Es, posiblemente, es la mejor demostración que los dominicanos hemos dado de que es cierta aquella máxima que dice:  “Un pueblo unido, jamás será vencido!!”.